El Día del Nutricionista se conmemora cada 11 de agosto en la Argentina, en honor al natalicio del médico Pedro Escudero, quien trabajó en la investigación, difusión y crecimiento de esta carrera en el país. Durante esta jornada, se busca concientizar sobre la importancia de la nutrición como herramienta para prevenir enfermedades y garantizar una mejor calidad de vida para las personas.

La disciplina estudia la manera en la cual se componen y comportan los alimentos en el cuerpo humano, y define cuáles son sus aportes, beneficios y consecuencias en la salud y el desarrollo general.

Quién fue Pedro Escudero, el padre de la nutrición

Pedro Escudero nació un 11 de agosto de 1887 en Buenos Aires y en 1902 egresó de la Facultad de Ciencias Sociales con una medalla de honor, gracias a su participación como secretario del Círculo Médico Argentino. En 1928, creó el Instituto Municipal de Enfermedades Metabólicas, que luego cambiaría a Instituto Nacional de Nutrición. Esta fue la primera organización orientada al estudio de enfermedades o patologías asociadas con la nutrición en América Latina.

El establecimiento trabajó en el desarrollo de la docencia, tareas de investigación y tesis sobre cómo influye el aspecto sociocultural en la alimentación de las personas. Su labor hizo que Escudero fuera considerado el “padre de la nutrición en América”.

La importancia de la nutrición

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), mantener una dieta saludable y equilibrada produce múltiples beneficios. Los profesionales en nutrición brindan asistencia sobre qué alimentos y combinaciones resultan adecuadas, según la persona, su edad, estado físico y condiciones particulares.

Mantener un consumo adecuado a nuestras necesidades biológicas puede ayudar a generar defensas para el organismo y prevenir enfermedades y patologías. Asimismo, una nutrición correcta mejora el rendimiento cognitivo e intelectual y contribuye al crecimiento, especialmente en los niños.

14 consejos para mantener una alimentación sana

• Consultar con un nutricionista y realizar los análisis necesarios para conocer del estado de salud de la persona, dado que resulta primordial para saber qué tipo de dieta se necesita.
• Consumir cinco porciones de frutas y verduras al día.
• Reducir el consumo de alcohol al mínimo y evitar el tabaquismo.
• Leer las etiquetas de los alimentos envasados y evitar aquellos que concentran altas cantidades de grasas saturadas, azúcares y sodio.
• Cambiar la fritura por otros métodos de cocción que resulten más saludables, como al vapor, plancha, horno o asado.
• Sustituir alimentos procesados por alternativas caseras que no posean grandes cantidades de conservantes, grasas saturadas y azúcares añadidos, como sí es en el caso de galletas y panificados, entre otros productos.

• Si se consumen comidas o recetas no saludables, realizarlo con moderación. Servir porciones reducidas ayuda a medir la ingesta.
• Tomar al menos dos litros de agua al día.
• Aumentar el consumo de frutos secos, cereales y legumbres, ya que aportan grasas saludables.
• Consumir carnes magras dos a tres veces por semana, incluida la ingesta de pescado.
• Aportar diariamente calcio al organismo, mediante el consumo de leche, yogures y quesos.
• Eliminar bebidas gaseosas o azucaradas.
• Reducir el consumo de sal y azúcar agregada, y sustituir el sabor con especias, endulzantes naturales y hierbas.
• Recordar mantener una ingesta de alimentos ricos en fibra, de manera que contribuya con la salud gastrointestinal.