Una chacra con desarrollo agroecológico
El laberinto de La Felicidad. Crédito: Ricardo Milese
Ricardo Milese creó chacra La Felicidad y ahí produce alimentos libres de agrotóxicos. El lugar está próximo al río Tragadero a 25 kilómetros de Resistencia.

En un recuadro en medio de un amplio patio unas líneas dibujan un laberinto, Ricardo Milese explica que es una réplica del laberinto de la catedral de Chartres en Francia. El original se construyó en el año 1200, cuando lo usaban los peregrinos que no podían ir a Jerusalén a peregrinar.
El sentido es un viaje al interior. El recorrido conduce al centro del diagrama donde se puede meditar sobre la experiencia y hacer el camino en sentido contrario hasta la salida.
La réplica está en la chacra La Felicidad, donde Ricardo desarrolla un proyecto agroecológico «bajo el paraguas de la permacultura».
En comunicación con NORTE explica que la concepción incluye producir sin agrotóxicos, sin contaminar el ambiente. Entre otras prácticas abarca sostener un consumo sustentable en general y una alimentación saludable.
Con construcciones en adobe, «la permacultura es la cultura de lo permanente, lo que no se deteriora ni se degrada».
Visitas guiadas
La chacra se ubica a 25 kilómetros de Puerto Tirol, está a orillas del río Tragadero y suele abrirse para recibir visitas.
Entre las comitivas que lo visitaron el año pasado estuvieron los alumnos y docentes de primero y segundo año de la Tecnicatura Superior en Medio Ambiente de la UEGP N°172 «Deolindo Felipe Bittel».
«Este lugar tiene un sentido turístico porque hay senderos para recorrer el monte nativo y reconocer especies del chaco y la región», comentó Milese. El laberinto para meditación agrega el componente espiritual en un espacio en el que se puede pasar el día, además de conocer la experiencia agroecológica, en contacto total con la naturaleza.
Verduras
Una forma de sustento que tiene la chacra La Felicidad es la venta directa en los productos de hoja que produce. A través de un grupo de whatsapp los martes comparte lo disponible para quienes desean pedir. La entrega se realiza los miércoles. Además, Ricardo participa de ferias como la Feria Cultiva que se realiza en el Cecual.
«Aquí trabajo mucho con verduras de hojas, lechuga, apio, acelga, espinaca, rúcula, entre otras. Toda la producción es libre de agrotóxicos», dice.
En el predio también hay especies frutales, algunas ya están dando frutos y otros árboles todavía están creciendo. Sostener una producción libre de agrotóxico exige al máximo su presencia.
Rodeados por lo natural
Ricardo es el anfitrión de las visitas acordadas con grupos interesados en conocer su trabajo. Ya transcurrieron cinco años desde que se dedica a plantar y cuidar cada brote que florece de la tierra. Y hace un año que se mudó al lugar con una vida que comienza a sentirse de otra manera.
Entre las novedades recientemente terminó de construir en adobe un quincho cocina. «Doy gracias a la vida por estar haciendo lo que elijo», escribió en sus redes mientras completaba el revoque fino con arcilla, arena, engrudo y pasto corto.
«En el campo hay que estar presente combatiendo los yuyos, sacarlos con la mano y si vuelven a crecer volver a sacarlos», cuenta.
Lo disponible
La vida cotidiana en la ruralidad también tiene sus particularidades, por ejemplo, los únicos elementos de higiene personal y disponibles para visitantes son jabón blanco y papel higiénico. Sin productos industrializados, comentó que para combatir los mosquitos se frota las manos y la cara con hojas de ruda, secretos que se descubren trabajando en el campo.
Ricardo tiene un lazo con la naturaleza y también con otros emprendedores. Vía whatsapp vende también productos agroecológicos y orgánicos de otros productores del país. «Los martes paso un listado con lo que tengo disponible y los miércoles a la tarde hago el reparto en Resistencia. Es mi único ingreso económico», explicó.
Fuente: Diario Norte












