La historia de Rosendo, el hombre de las revistas y las charlas

Esta es la historia de Juan «Rosendo» Lugo, aunque para todos es simplemente Rosendo. Hoy tiene 78 años y es una de esas personas que forman parte del paisaje cotidiano de Barranqueras.
Rosendo nació en San Roque, Corrientes. De joven pasó un tiempo en Buenos Aires, hasta que a los 40 años decidió venir a Barranqueras. No llegó solo: lo trajo la familia, porque su hermano ya estaba instalado acá.
Apenas llegó, se asoció con él. Su hermano, un zapatero muy conocido al igual que su local «Tik Tok», ubicada sobre la Diagonal Eva Perón, que en ese tiempo se llamaba avenida Los Constituyentes. Era un comercio famoso, no solo en Barranqueras, también en Resistencia. La gente venía de todos lados a arreglar su zapatos.
Mientras su hermano se ocupaba del taller de zapatos, Rosendo puso abajo un kiosco. El kiosco Rosendo. Era el único que había sobre esa avenida. Un emprendimiento familiar que duró casi 20 años y que tenía algo especial: cerraba tarde, era el último kiosco en bajar la persiana.
Con el paso del tiempo, Rosendo pudo cumplir un sueño: comprar su casa a pocos metros de allí, en Diagonal Eva Perón al 550. Hoy esa casa queda justo frente al municipio. Arriba está su hogar, donde vive con su familia. Abajo, en la planta baja, funciona su revistería.
La Revistería Rosendo nació en otra época. Rosendo recuerda cuando la Diagonal era de tierra y apenas tenía un cordón de cemento en el medio. Todavía hoy, algunos impuestos provinciales le llegan con el viejo nombre: avenida Los Constituyentes. Para él, eso es como una postal del pasado que se niega a desaparecer.
Así como en aquel entonces su kiosco era el único sobre la avenida, hoy ocurre algo parecido: es la única revistería que queda en toda la Diagonal.
Rosendo sigue apostando al papel, incluso en tiempos donde todo parece digital. En su local se pueden encontrar revistas de espectáculos, humor, crucigramas, sopas de letras, telenovelas, libros y colecciones, como autos de películas. Según la época del año, también trae diccionarios, enciclopedias y materiales para idiomas, sobre todo cuando empiezan las clases. Muchas familias ya saben que ahí siempre encuentran lo que los chicos necesitan para la escuela.
Si pasás por la vereda, hay algo que no falla: la música. A Rosendo le gusta el chamamé, y su revistería siempre suena fuerte, alegre. Es casi una marca registrada del lugar.
Para él, lo mejor del trabajo no es la venta, sino la gente. Tiene clientes de toda la vida. Personas que hoy son adultas y que de chicos compraban ahí revistas como Anteojito o Billiken. Esa continuidad lo emociona.
Rosendo trabaja de lunes a viernes, de mañana y de tarde. Y todavía hace algo que casi ya no se ve: lleva revistas y diarios a domicilio a sus clientes de siempre, hasta la puerta de sus casas.
Vive donde trabaja. Conoce a sus vecinos. Ama Barranqueras. Y extraña aquellos tiempos en los que la gente se sentaba en la vereda, sin celulares, sin rejas, cuando el barrio era más tranquilo y la vida parecía más simple. Cree que en esos años la gente vivía más sana, con menos estrés y menos ansiedad.
Rosendo no solo vende revistas.
Rosendo conserva una forma de vivir: simple, cercana, humana.
Una manera de encontrarse todos los días con el otro, detrás de una revista que ya es parte de la historia de Barranqueras.






