Anteojos de sol: ¿moda o necesidad?

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Las largas horas de exposición al sol sin protección pueden lastimar la piel y también la vista. Qué tener en cuenta al momento de elegirlos, según los oftalmólogos.

Desde los míticos lentes aviadores furor en la década del 40 hasta los maxilentes de colores de los últimos años, los anteojos de sol mantienen su reinado de accesorio indiscutido de cada verano. Son una herramienta de protección para la vista y además aportan un toque de glamour al look de playa.

Los lentes de sol facilitan nuestra visión en los días brillantes y soleados. Cuando estamos al aire libre, incluso cuando está nublado, debemos cuidarnos de la radiación de los rayos ultravioletas (UV).

La luz es energía pero en exceso puede ser nociva y así como ocurre con la piel, que ante un exposición prolongada sin protección puede sufrir irritación y quemaduras, los ojos también padecen el efecto del sol. Si elegimos los anteojos adecuados pueden protegernos por muchas temporadas, pero también hay que tener en cuenta que unos lentes incorrectos pueden, con el tiempo, generar daño ocular.

La médica oftalmóloga del Hospital Universitario Austral Irene Copati (MN 113.365) explicó que el sol emite distintos tipo de radiación, entre ellas la radiación ultravioleta. Ésta es de tres tipos: UV-A, UV-B y UV-C. “La capa de ozono casi en su totalidad filtra los rayos UV-B y UV-C, pero no así la radiación UV-A”, detalló .

El sol podrá afectar tanto la superficie ocular y también puede afectar a veces de forma irreversible la retina. “Ante exposiciones crónicas, frecuentes y repetidas al sol intenso, como el que tenemos al mediodía o su reflejo intenso que puede darse en actividades acuáticas o en la nieve, los ojos y en particular la retina puede verse afectada. Considerando que la prevención es muy simple, se deben utilizar anteojos de sol e incluso gorras con viscera también en días nublados, porque como dice el refrán, el sol siempre está. Y los días nublados también se podrán generar lesiones oculares”, recomendó el doctor Bianchi.

La arena, la nieve y el agua actúan reflejando los rayos UV como si fueran un espejo, por lo se está más expuesto a la radiación. Por eso, la doctora Copati recomendó usar gorros con visera para proteger los ojos y la zona periocular, anteojos de sol con un adecuado filtro UV y protector solar en la piel del rostro y los párpados.

“Durante todo el año, no sólo en vacaciones, debemos estar atentos al cuidado de los ojos, pero es cierto que en el tiempo de ocio y descanso, los ojos, como nuestro cuerpo, puede estar expuesto a situaciones ambientales diferentes. Así como el exceso de luz solar puede dañar la piel, también puede dañar la vista”, dijo el doctor Bianchi y reiteró que no sólo es importante el uso de anteojos con filtro UV, las gorras y sombreros también protegen la zona ocular del sol y de su reflejo en el agua, la arena y la nieve.

La recomendación más importante, es adquirirlos en lugares habilitados, es decir en ópticas, donde uno puede asegurarse que los cristales y filtros están aprobados y certificados. Y es fundamental que tengan filtro UV.

Los lentes de sol cumplen dos funciones en el cuidado de los ojos, por un lado, absorben la luz -cuanto más oscura la lente, mayor absorción- y por lo tanto se utilizan cuando uno va a estar expuesto a condiciones de mucha luminosidad, como actividades o deportes al aire libre. Por otro lado, tienen distintos filtros, como el filtro UV, que es específico para la radiación emitida por el sol.

Lo ideal es primero realizar una consulta oftalmológica para saber si se necesita alguna prescripción en particular en los lentes de sol, incluso tal vez graduación en los cristales, tanto para ver de lejos como de cerca, recomendó el doctor Bianchi y agregó que muchas veces, “las personas compran anteojos de sol, pero al querer leer un libro en la playa, terminan utilizando los anteojos de lectura que utiliza habitualmente, sin protección solar”.

“El óptico, que es profesional auxiliar de la salud que trabaja con el médico oftalmólogo, se encargará de evaluar la receta médica, si no hay indicación especial médica especial, cada persona puede elegir el modelo que más le guste, pero hay que tener en cuenta que cuanto más grande, más protección. El anteojo puede brindar también algo de protección periférica, lo que se puede obtener con lentes más curvados”, dijo Bianchi.

“El filtro UV debe ser al menos del 99%, que son los cristales que tienen la leyenda UV400. Esto no está vinculado a la intensidad del color de los lentes. El anteojo más oscuro no asegura que el filtro UV sea mayor, sino que absorbe más luz que un cristal más claro”, precisó la doctora Copati.

La especialista del Hospital Austral destacó que se deben comprar en ópticas, para asegurarse que tanto los filtros como los cristales sean de buena calidad y que sean UV400 certificados. Otro detalle importante es la forma de los anteojos, que tienen que tener el tamaño suficiente como para cubrir los ojos también por los costados.

“A partir de los 3 años de edad, los niños pueden usar lentes de sol. Tienen las mismas recomendaciones que los lentes para adultos, pero deberían ser de un material flexible, que no se rompa, y que de tamaño adecuado la cara del niño”, indicó la doctora Copati.

También se deben utilizar gorros de sol que protejan los ojos ya que el cristalino de los niños es más transparente y no filtra los rayos UV como el cristalino adulto.

“En la infancia, los lentes de sol realmente son importantes, pero también evaluando el contexto de su utilización y aplicando el sentido común: si se juega un partido de fútbol, el uso de un anteojo ante un pelotazo puede causar más daño que el efecto del sol durante 90 minutos. En infancia e incluso bebés, así como se les protege la piel, se les debe proteger los ojos, tanto con gorros, como con el uso de anteojos de sol, pero siempre debe realizarse una consulta oftalmológica previa para evaluar si el bebé o el niño además requieren algún cuidado visual especial”, concluyó el doctor Bianchi.

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