Alumnos chaqueños en el Jubileo de los Jóvenes
Para los alumnos de 5º año fue un viaje lleno de reflexión y espiritualidad que los marcó profundamente.
Un grupo de 39 estudiantes del Colegio San Roque de Resistencia, acompañados por docentes y directivos, participó entre el 28 de julio y el 3 de agosto del Jubileo de los Jóvenes en Roma.
La convocatoria, en su momento impulsada por el papa Francisco, reunió a más de dos millones de peregrinos de diferentes países y culturas, convirtiéndose en uno de los encuentros más masivos de los últimos años. Para los alumnos de 5º año fue un viaje lleno de reflexión y espiritualidad que los marcó profundamente.
La delegación chaqueña fue parte de actividades multitudinarias que incluyeron caminatas de más de 20 kilómetros, vigilias y celebraciones religiosas. Muchos de ellos relataron la emoción de participar en misas en lugares emblemáticos de Roma. La experiencia se convirtió en una vivencia compartida donde los jóvenes se sintieron parte de una Iglesia universal, diversa y cercana.
FE, CONVIVENCIA Y CULTURAS COMPARTIDAS
Durante el Jubileo los estudiantes debieron dormir en el suelo, adaptarse al calor y enfrentar el cansancio de las largas jornadas. Sin embargo, esas dificultades se transformaron en aprendizajes de vida. «Cada día valía la pena porque al final nos esperaba una nueva experiencia, un lugar por descubrir o un encuentro inesperado», resumió uno de los alumnos.
El intercambio cultural fue otro de los puntos más destacados. Los alumnos relataron que en cada actividad conocían personas de distintos continentes, compartían charlas improvisadas y practicaban otros idiomas. Para muchos fue la primera vez en Europa y significó descubrir costumbres, la magnitud de las basílicas y el valor histórico del arte renacentista.
LA HOSPITALIDAD EN GROTTAFERRATA
El grupo argentino fue alojado en la Unidad Pastoral de Grottaferrata, una localidad cercana a Roma, donde voluntarios de la parroquia San Giuseppe Sposo della Beata Vergine María organizaron la recepción. Familias, religiosos y miembros de la comunidad local abrieron las puertas de sus hogares. Las comidas compartidas se convirtieron en un momento de encuentro cultural, en el que la gastronomía italiana y las anécdotas argentinas iban de la mano.
UN CAMINO QUE DEJA HUELLA
Los testimonios reflejaron una experiencia espiritual que también los transformó. Para los estudiantes, el viaje significó repensar prioridades, valorar la convivencia, aprender a superar incomodidades y abrirse a nuevas realidades. Varios de ellos hablaron de un «antes y un después» en su vida personal, marcado por la vivencia de la fe en comunidad.





