Hoy se celebra el Día del Ejército Argentino

0
Por qué el 29 de mayo se celebra el Día del Ejército Argentino

El 29 de mayo se conmemoran los 211 años de la creación del Ejército Argentino, siendo esta fecha proclamada como el Día del Ejército Argentino.

La elección de la fecha, además, se debe a una de las primeras medidas adoptadas por el flamante gobierno revolucionario de 1810: la emisión de la «Proclama a los Cuerpos Militares de Buenos Aires».

La disposición legal, además de destacar la actuación de las personas que conformaban las milicias en los acontecimientos patrios previos a la asunción de la Primera Junta, convirtió los batallones en regimientos y organizó la caballería y la artillería.

Así, el primer gobierno patrio dio nacimiento a una pieza fundamental en el camino hacia la declaración de la Independencia. Para lograr el objetivo fue imprescindible contar con un ejército organizado que debió enfrentar a las fuerzas invasoras provenientes del continente europeo, con alta capacitación para la confrontación bélica.

La semilla plantada en aquellos años dio sus frutos: actualmente el Ejército Argentino cuenta con una facultad propia, el Colegio Militar de la Nación, la Facultad de Ingeniería del Ejército y la Escuela Superior de Guerra.

En el ámbito preuniversitario, capacita a sus integrantes en las siguientes instituciones:

Escuela de Suboficiales Sargento Cabral

Liceo Militar Gral. San Martin

Liceo Militar Gral.Espejo

Liceo Militar Gral. Belgrano

Liceo Militar Gral. Paz

Liceo Militar Gral. Roca

Liceo General Aráoz de Lamadrid

Instituto Social Militar Dámaso Centeno.

Además, nuestro Ejército cuenta con cuatro bases en la Antártida: Esperanza, San Martín, Belgrano II y Carlini. El reaprovisionamiento de las mismas solo es posible durante la época estival y está a cargo del Comando Operacional del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Luego de la gesta de Mayo de 1810, el gobierno designó a Luis Vernet como gobernador de las Islas Malvinas, situadas aproximadamente a 600 kilómetros de la costa patagónica, quien cumplió funciones desde 1820 hasta el 3 de enero de 1833, cuando el territorio fue usurpado por la corbeta Clio, proveniente de Inglaterra.

Esta situación se prolongó hasta el 2 de abril de 1982, cuando se dio inicio a la Operación Rosario y al conflicto bélico subsiguiente.

La Constitución Nacional ratifica la soberanía legítima e imprescriptible sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.

La proyección en el mundo del Ejército Argentino está consolidada con su participación en misiones de paz en África, Europa, Oriente Medio, Sudeste Asiático y América latina. Para su cometido, los hombres y mujeres que lo componen se capacitan en el Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz (Caecopaz).

Francisco Ortiz de Ocampo, el primer general

Francisco Antonio Ortiz de Ocampo (La Rioja, abril de 1771 – Famatina, septiembre de 1840) fue un militar argentino, patriota de la Revolución de Mayo, primer general de la Guerra de Independencia de la Argentina y gobernador de las provincias de Córdoba y de La Rioja.

Radicado en Buenos Aires desde principios del siglo xix, se enroló en las milicias para la lucha contra las Invasiones Inglesas en 1806, y fue elegido capitán del regimiento de Arribeños, formado por gente del interior del país. Cuando el comandante de ese cuerpo murió en combate, pasó a ser su subjefe, y ascendió a comandante del cuerpo en enero de 1808, con el grado de coronel.

Apoyó a Santiago de Liniers y Cornelio Saavedra durante la represión de la fracasada revolución de Martín de Álzaga en enero de 1809.

Fue partidario de la Revolución de Mayo y tuvo un papel destacado forzando al cabildo porteño a nombrar presidente de la Primera Junta a Saavedra.

El primer general de las Provincias Unidas

En junio de 1810 fue puesto al mando del Ejército Auxiliar a las Provincias —que luego sería el Ejército del Norte— y fue ascendido a general. Avanzó rápidamente con un pequeño contingente hacia Córdoba para sofocar la contrarrevolución dirigida por Liniers y Juan Gutiérrez de la Concha. Fue muy eficaz en arrestar a los dirigentes del grupo, incluido el obispo de Córdoba, Rodrigo de Orellana. Acompañaba la expedición una Comisión Representativa de la Junta que contaba a Ortiz de Ocampo (como Presidente de la misma), Hipólito Vieytes (Delegado del Gobierno), Feliciano Chiclana (Auditor de Guerra) y Vicente López y Planes (Secretario).

Pero se negó a ejecutar a los prisioneros, como le había ordenado la Junta por iniciativa del secretario Mariano Moreno. No solo los cordobeses le pidieron clemencia, sino que los mismos Liniers y Gutiérrez de la Concha eran sus amigos y compañeros de luchas desde 1806. Desobedeciendo las órdenes de la Junta, resolvió enviar los prisioneros a Buenos Aires para evitar ejecutar la orden de fusilamiento. Alarmada por el posible efecto del todavía muy popular Liniers en la capital, la Junta envió rápidamente a Juan José Castelli a hacerse cargo de las ejecuciones y a Antonio González Balcarce a reemplazar a Ocampo como jefe del Ejército.

Tras la ejecución de los reos en proximidades de Cruz Alta (Córdoba), Ocampo siguió como comandante nominal del Ejército hasta la batalla de Suipacha, pero Balcarce tenía el poder real. El cargo oficial lo asumió a principios de 1811.

El gobernador

Castelli envió a Ocampo de regreso a Córdoba, para ejercer como gobernador.

Pero muy pronto bajó a la capital, ya que había sido elegido diputado por La Rioja a la Junta Grande. No tuvo casi actuación en la misma, sino que tomó el mando de un regimiento, que poco después adoptó el nombre de Regimiento Nro 2 de Infantería.

Cuando Saavedra marchó al norte, fue el comandante de armas de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires. Después de la caída de la Junta, fue por corto tiempo gobernador militar de Rosario de Santa Fe. Fue uno de los jefes, junto a José de San Martín, de la revolución del 8 de octubre de 1812, que derribó al Primer Triunvirato.

Después de la batalla de Salta fue designado gobernador de Chuquisaca. En noviembre de 1813 tuvo que huir por las derrotas sufridas por los patriotas primeramente en la Batalla de Vilcapugio y, seguidamente, en la Batalla de Ayohuma.

En febrero de 1814, el Director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata Gervasio Posadas lo nombró gobernador de Córdoba. No tuvo una gobernación pacífica, por la oposición del partido de los hermanos Funes (autonomistas moderados), y al de José Javier Díaz y Juan Pablo Bulnes, (federales). Estos últimos llamaron en su auxilio a José Artigas; en realidad, Artigas no quería ni podía invadir Córdoba, pero escribió al gobernador una carta amenazando con hacerlo, lo que lo obligó a renunciar. En su lugar fue elegido José Javier Díaz.

Intentó organizar la recuperación de su mando desde La Rioja, pero tras fracasar se retiró a Mendoza. Allí colaboró con San Martín en la gobernación de Cuyo.

Deja un comentario