Aviones norteamericanos acosados por ovnis
El primer caso fue ocultado por la Fuerza Aérea Norteamericana y tuvo lugar la noche del 15 de febrero de 1975 cuando un avión de carga fletado por la Fuerza Aérea norteamericana a la empresa Flying Tiger, volaba en vuelo chárter llevando a bordo a grupos del Ejército y la Fuerza Aérea, rumbo a Tokio, en Japón. El vuelo se había realizado sin ningún contratiempo, pero cuando el aparato se encontraba a una hora de aterrizar en Tokio, el oficial de navegación registró en la pantalla del radar tres grandes objetos, los que realizaban movimientos a muy alta velocidad. Al principio la tripulación del avión norteamericano pensó que se trataba de un mal funcionamiento del indicador de objetos a distancia, el radar. Se pensó esto ya que los ecos que captaba eran muy grandes, quizás como nunca se había visto en una pantalla. Un brillo de color rojo apareció en el instrumento del avión. El comandante del vuelo descubrió precisamente frente al avión tres gigantescos objetos de forma ovalada que se dirigían a gran velocidad hacia el avión. En el último instante el piloto realizó una escalofriante maniobra para evitar la inminente colisión, pero unos segundos antes de que se produjera el impacto, los Ovnis se desviaron hacia un lado, reduciendo la aceleración increíblemente. Los Ovnis nivelaron su vuelo con el del avión a una distancia de unos 8 kilómetros, según cálculos del ingeniero de vuelo. Los ovnis se registraban gigantes en la pantalla del radar. El avión siguió su curso, sin embargo la tripulación se percató de que esos extraños objetos los estaban escoltando. El piloto no hizo la llamada de auxilio porque en caso de enviar cazas de combate, hubieran atacado a estas gigantescas naves desconocidas. Sorpresivamente los tres ovnis se elevaron en un ángulo muy cerrado, realizando maniobras de cambio de dirección, en un ángulo y su velocidad se calculó en unos 2000 Km por hora. Al aterrizar el avión en Tokio, inmediatamente fue abordado por elementos del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea Norteamericana, quienes enviaron un mensaje en clave al Pentágono. Allí informaban de los acontecimientos desarrollados y los testimonios directos del personal involucrado en los increíbles incidentes. Cabe acotar que los extraños aparatos se perdieron a gran velocidad en el espacio y rápidamente dejaron de ser registrados por el radar
Otro caso.
Un nuevo caso fue también registrado por el mismo organismo investigador. El hecho ocurrió en la tarde del 5 de junio de 1975. El controlador se hallaba a bordo de un avión Boeing 707 de la compañía American Airlines, que realizaba un vuelo procedente de Phoenix con destino a Washington. Repentinamente cuatro objetos voladores no identificados aparecieron a la proa del Boeing 707. El piloto se comunicó con la torre de control que le confirmó la presencia de los ovnis muy cerca del avión. Los cuatro ovnis eran de color aluminio bruñido. Tendrían unos 6 metros de largo por 2 de grosor, pero el que iba adelante tendría unos 8 metros, un poco más grande que el resto. Todos se movieron en torno al avión, como dando vueltas jugando, sin peligro de colisión. Un piloto de la compañía United que estaba cerca, dijo “Nosotros también los vemos, es increíble” Los objetos se movieron rápidamente en torno a los dos aviones, yendo y viniendo, acelerando y luego reduciendo la velocidad. Después desaparecieron rápidamente, ante el estupor de las tripulaciones de los aviones.
Después de aterrizar, los pilotos desarrollaron un detallado informe de lo que sucedió. Cuando posteriormente se conoció el caso, se dijo que los pilotos habían “visto meteoritos” que se acercaron a sus aviones. Sin embargo, quedó el interrogante de que había sido realmente todo.
¿Qué meteorito realiza rápidas maniobras y esquiva aviones para luego escoltarlos en vuelo recto y nivelado? Durante un vuelo intercontinental entre Nueva York y Londres, un avión Boeing 377 de la compañía inglesa BOAC fue seguido a lo largo de 150 kilómetros por un gigantesco Ovni en forma de cilindro y otros Ovnis más pequeños. Esto sucedió en el mes de junio de 1954, mucho más atrás en el tiempo, pero es un índice firme que este tipo de apariciones ya sucedían a mediados de los 50, a pesar de que mucho no se dio a conocer a la prensa. La Fuerza Aérea norteamericana recibió u detallado informe del suceso, pero según ellos “todo fue un espejismo”, el avistamiento duró aproximadamente 6 minutos y fue observado bien de cerca por toda la tripulación y pasajeros del avión inglés. ¿Es posible que pilotos bien entrenados, muchos de ellos de la Segunda Guerra Mundial, confundan y no sepan distinguir entre meteoritos, gases o luce o lo que fuere? Son ridículas las explicaciones que se dieron sobre estos casos y otros más, similares a los comentados. El radar no miente y está diseñado para detectar todo cuerpo sólido que vuele en el espacio. No hay como ir en contra de estos fundamentos científicos. Sin embargo, pese a todos estos elementos determinantes, nos siguen mintiendo haciéndonos creer lo que ellos quieren. Pero quizás alguna vez se saquen la careta y nos digan la verdad, ojalá sea pronto.
Fuente: El Litoral





